Cuando hablamos de fiestas infantiles lo primero que pensamos sobre ellas es que son una excusa para que los niños se lo pasen bien con sus amigos, que hagan actividades diferentes y jueguen. En parte es cierto, pero hay que saber que tienen un componente psicológico que debemos tener muy en cuenta.
Por ejemplo, una fiesta de cumpleaños es algo que se suele celebrar todos los años, algo que hay que prepararles porque afirman su crecimiento, pueden transmitir a los demás que van creciendo, se van haciendo mayores y lo van haciendo junto a sus seres queridos.
Es importante que como padres y madres, hermanos o tutores de los niños tengamos en cuenta sus deseos en cuanto a la forma que quieren celebrar su fiesta, pero también algo muy importante, permitir que sean ellos o ellas los que también intervengan en su diseño o en la organización, esto les inculca valores de responsabilidad y saber que las cosas bien preparadas siempre salen bien.
Las fiestas infantiles ayudan a los pequeños a ser más sociables, les permite reafirmarse y algo muy importante, a adquirir los valores de la amistad y de compartir, siendo muy positivas y necesarias en su infancia, independientemente de si son de cumpleaños o son por otro motivo.
Es un momento para arle su satisfacción de tener a sus amigos y familia cerca, acompañado de regalos y de mucha diversión, pero lo que más notará es el cariño de su gente, quienes le hacen sentirse bien así como fomentar su propia autoestima, enseñándoles de la forma más sencilla a ser más cariñosos con los demás y a que se sientan agradecidos por lo que tienen.
Recuerda, no pierdas la oportunidad de prepararles una fiesta, porque no solo será el momento divertido sino que estarás cultivando en ellos sentimientos y valores de gran importancia.